Anoche estuve con dos amigos geniales que tengo sueltos por ahí. De esos amigos con los que la conversación fluye bla bla bla mdshfjgn lkllkl jajajaja NOOOOOOOO fnethurein Blablabla, pero constante eh! Podemos hablar hablar hablar hablar HASTAAAAAAAAAAAAAAA, hasta, HASTA… hasta que llega el mozo con el pedido. Ah si.
Cuando llega el mozo, qué mierda haces?
Lo miras y le sonreís… eso te toma, UN micro segundo. Y los 120 segundos restantes?
Vas de mirar al mozo, a mirar la cerveza, mirar a tu amigo, mirar el celular (9 microsegundos) mierrrrrrrrda.
Te haces el que continuas la conversación pero… ‘esteeeemmmm… en qué estábamos?! –QUÉ?’
Te haces el que niii te diste cuenta que esta ahí y todo sigue su curso natural, pero… ‘ehhh así que bueno, y eso viste, qué se yo, la verdá, no se qué decir...’
Si o si la charla se vacía de contenido.
Por que uno no puede seguir como si nada. Ese es EL MOMENTO DEL MOZO.
Todo tuyo, ahí va con moño flaquita. Ahora plis por lo menos tirame una pregunta, un comentario hueco, lo que sea, pero te pido porrrrrrrrr diosssssssssss la patria y los santos evangelios, HACE USO DE ESE MOMENTO porque de todos modos yo no puedo continuar mi vida con normalidad. Y si no me vas hablar entonces traeme grisín con salsita.
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