Entonces uno dialoga con su abuela y puede llegar a sufrir, por lo menos, 3 pre-infartos por charla:
-Fui a cobrar la jubilación y después guardé toda la plata en la tetera, 120 mil pesos este mes. QUEEEEEEEEEEEEEEEE? CUANTO COBRAS ABUELA?!!!.. “ciento…. Veinte… (empieza a dudar) mil. (igual termina la frase). NO, no (pone los pies sobre la tierra)… qué digo 120 mil!.. Doce… (arriesga la primera alternativa).. docientos (prueba la segunda…) ehh. No.. Mil docientos! (llega la cruda verdad!).
-Andá a lo de la Minga, comprate 30 pesos de pan. TREINTA PESOS?! VAS A FRIZAR DSP O QUÉ ONDA?!.. “no no, trecientos (ehhhhhhh qué somos?! Los garcia perez nosotros?!).. ehh, no, trece (igual es un poco mucho. Somos TRES).. ¡tres pesos traete!
-Vino el electricista a ver el cablecito del velador, no me quería cobrar pero igual le dí 30 mil pesos. QUIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII?!,,,, Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?!.... va de nuevo. QUE?... Y ahí empieza el proceso.. No, 3 mil (la cara de desconcierto de su oyente todavía no vuelve a la normalidad) No, para. 3 mil no. 300. (La mandíbula apenas si busca volver a su posición habitual; el parpadeo sostiene un ritmo de 1 cada 10 segundos) 30 pesos! (finalmente, siempre hace las pases con el cero!)...
Esa es la odisea de la abuela y sus cuentas.
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