Por qué hacer de un color puro, transparente, hasta sacro diría, algo putesco y chogron?
Por qué si en las paredes, en las bufandas, en las pistas de sky, en las medias y en las alpargatas luce TAN BIEN, en el “cuero” de una bota queda tan desagradablemente mersa?.
No quiero profundizar en cómo queda la bota blanca cuando el contraste con la piel de su portadora se agudiza, pero Por Dios!.
Nada lastima más mis ojos -bueno, tal vez un chape entre madre e hijo bebé, la mirada de los pasajeros de la Tamse o la cartelería cordobesa también lo hagan- pero nada lastima más mis ojos que ver el aceite cayendo a chorros cuando una mujer se desliza “finamente”, con un par de botas blancas en sus pies (para qué extenderse describiendo cómo viene la mano cuando las botas alcanzan la altura de la rodilla!). Como si en semejante calzado hubiese ALGO de fino, elegante, o mínimamente, normal.
Soy partidaria de que cada uno se viste como se le canta, pero Oh Dios, botas blancas NO.
1 comentario:
ja, lo mismo pienso de los "breteles invisibles" de silicona... ¡¿por qué?!
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