martes, 28 de junio de 2011

Té de abuelas I: el look.

79 años no se cumplen todos los días; y mucho menos se festejan tomando el té con 5 amigas. Ah! Pero que cosa más jocosa. Lo que viví ayer fue algo así como un adelanto de lo que la vida nos tiene preparado: 5 mujeres mayores (muy mayores) puestas en un mismo lugar, listas para atacar con charla y comida el lunes a la tarde.
Sin duda, en semejante escena hay tela para cortar. Como todo entra primero por los ojos, empiezo por el look.
Ah pero que muestrario de ropa coqueta por dios!. Eso si: toda ropa con larga trayectoria, en los tonos gris-terracota como para no ‘descombinar’ con el invierno. Una podía percibir que esos sacos eran de esas prendas que uno se reserva para los “festejos especiales” y que mes a mes, año a año, invierno tras invierno, se encuentran reunidos alrededor de las mismas tazas, el mismo mantel, las mismas sillas. Lo mismo con la camiseta, el corpiño y los pantalones. Toda ropa especialmente reservada para los “tes celebratorios”.
El frío también había hecho lo suyo en el peinado: los pocos pelos que las cinco cabecitas portaban se inclinaban para uno y otro lado sin criterio común, como bailando una especie de meneo cubano en honor al humilde trabajo de los ruleros.
El maquillaje, párrafo aparte!. Los rojos predominaban en los labios de las visitas e incluso se expandían un poco más allá hasta las paletas frontales de la dentadura. Una postal típica!.
Los múltiples pliegues de piel brillaban bajo el efecto de las cremas “Soft cream”, “Body-soft”, “Body-care” y las diversas marcas con nombres en inglés que compran por $5 en el almacén, y que huelen a glade, perfume 'mujercitas', almendra y flan todo junto.

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