Mis Amigos…

Un día del amigo me parece piola… comercial seguramente, pero me gusta que haya un día para reconocer el esfuerzo de quienes día a día sufren nuestros más intensos derrapes.

No se cómo serán los suyos, pero los míos no son para nada perfectos. No son “yo mismo en otro cuero” como decía el queridísimo Atahualpa, porque para mi quilombo me alcanza con mi propia Sede como para encima andar buscando franquicias.

Mis amigos no son de esos amigos que “siempre están” o “nunca me fallan”… Por suerte, SI me fallan de vez en cuando. Por suerte no sólo “no son perfectos” sino que además son IMPERFECTOS.

Mis amigos se la mandan. Y por lo general, les cuesta reconocerlo.

Mis amigos echan moco, a veces me ofenden con las cosas que me dicen y muchas otras pecan de indiscretos o chusmas.

Mis amigos me mienten y omiten información. Mis amigos no me cuentan todo lo que les pasa y hasta incluso a veces se esmeran en que yo no me entere de algunas cosas. No se por qué… pero confío en sus argumentos, y sino, al menos los respeto.

Mis amigos se la mandan, y valoro mucho que así sea. Se la mandan porque se arriesgan, se la mandan porque intentan. Se la mandan porque eligen ir para adelante, y también se la mandan cuando eligen hacerse los giles. Igual los perdono.

Y más aún, no sólo perdono sus mandadas sino que cada día los elijo.

Elijo a mis amigos mandadores, moqueros, mentirosos, ofensivos y fallutos. Elijo a mis amigos imperfectos, porque cuando me di cuenta de todas esas cosas ya era tarde. Cuando me di cuenta que no eran ni perfectos ni mucho menos, ya eran insustituibles. El cariño que les tenía era tan grande que no había marcha atrás.

Los elijo porque confío en ese cariño que les tengo y al que corresponden, porque confío que no habrá mentira, mandada etc. etc. que pueda herir de muerte ese cariño y esa relación que ya no es relación sino alma y vida en mi y en ellos.

Porque yo también me la mando, los ofendo y les fallo.

Los elijo porque no sólo me dan licencia para equivocarme sino que fueron ellos los que me enseñaron a entender, aceptar y superar los errores; cuando me mostraron que era tarde para dejar de quererlos, y que el único camino era el que ya estábamos andando juntos. Hacia delante.

A mis amigos, que aunque parezcan los peores en realidad son los mejores, les deseo un MUY FELIZ DÍA.

A mis amigos, les digo Gracias. Porque que aunque sean imperfectos, a mis ojos son la perfección en carne y hueso, y de todas las perfecciones, LA MEJOR: aquella que se encuentra y se valora más allá de los errores, en las cosas buenas y en las malas, en lo más paradisíaco y en lo más garrón, en lo poético y en el derrape.

Feliz día!

Y Especialmente, Feliz feliz día a mi otra Manzana…